un incendio

…En algún lugar de esta vida injusta siempre se comete un incendio, sí, en los hospitales, en las panaderías, en los economatos, entre el azar de una melodía estúpida que se hace lánguida, espesa y turbia, entre el volcán de nuestro aliento redondo, entre la llaga que no apaga su violín de roce quemadizo. En algún lugar hay un incendio, pudiera ser en la pasión ahogada como un asfixia sin oxígeno jamás encontrado, como una palabra que se deshace de débil, como un abril que persigue primaveras en el cantar de los pardillos en su celo. En algún lugar hay un incendio, lo saben los carteros, los floristas, las esteticistas, las burócratas del coito que se derrama, una promesa de amor de llama encendida devora el corazón de un hombre en cuestión de minutos, una prisa por la explosión de un disparate huérfano de sentido común, hay un incendio en la envidia lila aparentando un rosa inmediato, hay un incendio en las peluquerías y en los Nightclubs, en los viejos verdes implora un incendio, en los reaccionarios que amenazan con follarse a tu incendio en la noche, detrás de las cortinas bordadas de hilo, detrás de los armarios insólitos de balada de ébano, roble y castaño que están destinados a ser los príncipes de los incendios, entre brujas que arden e incendio de princesa encantada, en algún lugar se urge de un par de camiones de bomberos y aún así la tarde se daría la vuelta y el incendio sería una eyaculación de humo petrolero, que no hace nomás que plagar el incendio de asfixia, no sé, en algún otro lugar hay otro incendio, quizá sean cinco, cincuenta, cien, mil, tres mil, qué sé yo. Sólo sé que el incendio se hace existencia en el verano.

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