Es mejor ofrecerte con ese grado de distinción antes que esperar de la gente un concepto macerado, y enfrascado en una máscara remojada en alcohol. En este mundo empiezan mis latidos donde terminan tus intereses, tú prefieres a un reducto escaso ofrecerte, yo prefiero que tarareen mi canción, y repetirla unas cuantas veces, no por ser pesado ni por aparentar erudición, es para tener perpetrado a quienes gustarle y a quienes no, eso que siempre he repetido en la plaza, la sinagoga, la silla eléctrica o mi habitación, he sido muchas veces el diferente, me han usado como un juguete, me han usado como pedazo de pequeña ilusión, me han usado como presencia ausente, han pisoteado a veces mi canción, pero yo me he limitado a cantar mi canción de siempre, y a veces la he retocado según fuere el receptor, he pasado de cantar del “submarino amarillo” a el “camino verde”, he dejado de cantar un bolero crudo pero siempre bajo mi canción, sin dudas he sido diferente, que nadie me levante la voz, unas veces rojo de fresa ácida he sido, otras me volqué bajo el azul crujiente, he ganado, pero más veces he perdido, no me llevo nada bajo el sobaco, lo cojo prestado un momentico, lo devolveré cuando sea precisa la ocasión.