Se pasea por casa en calzoncillos,
corre un telón de seda roja en su pasado,
les compra tabaco a los chiquillos,
todavía le llama maricón algún maleducado,
él un anfitrión que te recibe en los pasillos,
de las buenas costumbres acostumbrado,
amante del arte, sin un duro en los bolsillos,
dicen que tuvo felicidad y un paraíso sembrado,
todo cambió al estornudar a chaperos jovencillos,
pez que lleva a Roma, come el pico de bocado,
jardín de las delicias, torpe en los cuchillos,
poema que te tapa, sexo fracasado,
luz que se aboca de tu puño los nudillos,
y una risa que oyes con tu vestido de amarillos,
llevas en tu tocador tu corazón enfrascado,
lo guardas para la ocasión en un momento dado,
y te conviertes en sobras de clientes de sencillos.
Pasaporte de quien sé,
Bohemia que se encerraba,
Hace su número de varietés,
Y por esas calles se entregaba.