siempre seré culpable

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Llama que su lucha converge
de luz de aguja y caricia vacía,
dicen que viniste lustrosa a verme
cuando la tarde era vainilla todavía,
era escasa luz para estar presente
tras el carnaval donde todo valía.
Viniste emperifollada a verme
y viste como las hojas caían
del árbol más erguido y potente
que ahora ni para leña ya valía,
viste mi imagen en tu frente,
la viste porque te perseguía,
allí vieja, precaria y ausente,
allí cuando ya nadie la quería,
¡Dios! Te hiciste tan de repente
fabricante de palabras podridas
que era del todo frecuente
que a ti se acercara el agua fría,
morías conmigo en la mente,
se te abría la carne donde yo gemía,
con que fue leve la lucha siempre
no fue breve esta canción herida,
no enseñarás con nadie membrete,
ay, si fuera testigo algún hijo en vida,
si yo soñará aquel día que dije vete
dormir sí que sería vulgar pesadilla,
si hallas a alguien que logre quererte
guárdalo en una jaula entre varillas,
dile que lo quisiste tener siempre
para amarlo día y noche, noche y día,
que sólo os separe la muerte
y que lo tienes preso por culpa mía.

Porque en esta vida siempre hay culpable,
hay lacayo, tocayo, vasallo, payo, embaucador,
existen besos que algunos salen en balde,
otros son tortura de inquisidor,
unos no los merece nadie, quizá una madre,
otros son infracción de un distraído peatón.

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