Llego a casa de noche y no hay nadie,
Unos, se fueron hace años, cuando la guerra,
Otros, viven en las afueras de todo,
Los incondicionales, están tras el teléfono.
La soledad buscada no es mala,
La mala es la obligada, la que da miedo sea tuya,
La soledad tiene varios aspectos
En los que se personifica o se solidifica.
Puedes estar rodeado de gente y ser,
A la vez, el humano más solo de la Tierra.
Seguramente yo he infringido alguna ley
Escrita en las entrañas de la conexión colectiva.
Siendo un infractor debo pagar
Con la señal de Caín las derrotas de los timoratos,
Aquellos que soñaron con la fertilidad
Del alba cristalina y yo pago esas culpas.
Ya que vieron derretirse el sueño como un humo que esfuma del aire, del aire que lo lleva a la zaga huidiza,
A todos los hombres de la Tierra los quiero ver aquí.
Aquí, donde yo limo mis impurezas con una lija
Que crea llagas de inercias paralelas y todas iguales.
Yo le abro la puerta de mi casa
Al carnicero, al derrotado, a los timoratos que soñaban, a los ajedrecistas que lamen sus propias heridas en la derrota, a los boxeadores, pues también existe otra soledad sobre el cuadrilátero, a los que se enfrentan en el deporte y caen de boca en el barro
De esta vida, a todos yo les doy mi piedad.