Mi padre nació en el 48 y mi abuelo fue a la guerra del 36 porque le tocó hacer el servicio militar,
En los años 48 había en España mucha hambre,
Tanta, que mi padre tuvo que ayudar a mi abuelo
Desde muy niño, mi abuelo no dio ningún tiro en la guerra, mi abuelo luchó del bando nacional, la mili lo sorprendió en mitad de la contienda. A ellos ni a mi abuela ni mis tíos nadie les regaló nunca nada. Esos años duros de hambre y miseria no cotizan, ¿quién le va a devolver a mi padre sus madrugones y sus callos en las manos siendo aún un niño? ¿quienes me devolverán a mi abuelo como una azucena recién brotada? En España los años 40 fueron penosos, negros y paupérrimos, ¿quién le devolverá a mi padre el caramelo que nunca tuvo? ¿Quienes saciarán su apetito ahora, si antes tuvo que saciárselo él trabajando desde niño? Toda una vida de sacrificios, vida sentado a lomos de burro de pueblo en pueblo a la edad de cinco años. Ahora ya pasó todo, una guerra se cierra en surcos de olvido, y vemos una vez más lo injusta que es la vida, los que pasaron una vida más fácil que la de mi padre andan quejándose y quejándose, y mi padre como sabe lo que es pasar calamidades no dice nada, y cuando dice habla desde las entrañas de la tierra. No reprocho a nadie que vivieran mejor que mi padre vivió aquellos años, pero porqué será que no me los creo, ni a ellos ni a toda la manta de políticos populistas que reivindican tanto.