Mis padres no fueron a ver los Beatles,
Tampoco fueron a París en mayo del 68,
Ni vieron bajo los adoquines una playa,
Mis padres no pasaron de primaria,
Ni aprendieron de Sartre o Simone de Beauvoir,
Mis padres suspiraban la dureza bajo sus callos en las manos siendo más duros, y más duros en verano,
Pues mis padres no conocen vacaciones,
Sus bronceados son de un niño chisquero y una mujer en las fábricas de cartonajes,
Mis padres no discuten sobre machismo o misoginia pues comparten labores, es pura actitud,
Ahora que pienso, mis padres de lo único que han disfrutado es de ver crecer a sus hijos, pues alejados han estado de museos y veladas, de reivindicaciones hipócritas y de discos de vinilo,
Mis padres lo único que han hecho es trabajar,
Y yo me digo: ¿quién es el culpable? ¿Quienes tienen el redoble de tambor que los hacía despertar como autómatas?
No han impartido cursos de verano, están alejados de la cátedra y la intelectualidad,
Pero son mis padres, y se componen de un flujo sagrado, son sagrados por que no conocen aires de grandeza, ni brindis al sol, pero son tan humildes y sencillos que nunca hubo santidad mejor.