Tengo unas ganas hambrientas de escribir algo nuevo, algo diferente y no le encuentro la punta a este alfiler, aunque me pinche un millón de veces, parece fácil la cosa, pero es un lugar donde siempre pinchas hueso. Escribir, leer, escribir, leer más y mejor, escribir, leer y diferenciar, racionar, escribir, leer mejor, leer y leer, y escribir en soledad. Nadie dijo que fuese fácil escribir. A veces escribo para mí y caigo en el agravio de ser intimista. A veces escribo para los demás y no soy yo quien escribe. A veces escribo para nadie y es ahí donde me encuentro. Cuando escribo por aquí ya tengo garantizado a quien le va a gustar y a quienes no. Me siento agradecido por gustar a gente tan allegada a mí, pero ante todo mi disculpa, me espero, quiero decir, es previsible que les guste lo que hago. Cuando me sorprenden es cuando me ponen un comentario, eso me da fuerzas para seguir. Pero por desgracia o por bendición de los dioses, no lo sé, los escritores y las editoriales con los que comparto toda mi entrega y camaradería no me hacen ni caso. Y la gente allegada aficionados a la escritura no te darán un halago aunque se lo pidas de rodillas, ¿son retorcidos verdad? Ellos piensan que si eres poeta eres un vanidoso con desmesura, cosa improbable, pero sí tengo que decir que en este mundillo de poetas existe mucho nepotismo, mucho yo te adulo si tú me adulas a mí y cosas así, existe una competitividad terrible. Por eso yo me quedo con los pocos a los que les gusta lo que escribo, porque la gente con dignidad y que se viste por los pies es la gente humilde. Además de nepotismo en el mundo de los poetas están los que están institucionalizados por premios ya sean de pacotilla o no. Pero yo lo tengo que conseguir, tengo que escribir la novela de mi vida, no quiero decir con esto que sea autobiográfica, pero sí diré que será autoficción, y si gusta o es un fracaso no me importa, me lo habré pasado a lo grande, haciendo aquello que me gusta más, que es escribir, diré que me gusta más escribir que leer, pero un escritor es necesario, es perentorio que lea, aunque también se debe tener valentía para dejar una lectura que no te llene o que no te gusta. No hay cosa más maravillosa que encontrar tu libro, aquel libro que hable de ti. Yo soy feliz así como vivo ahora, también con esos compañeros que sí les importa lo que pueda decir todavía, gracias por ello.