Suena La cabalgata de las valquirias de Richard Wagner en los auriculares de los pilotos, en los drones no suena nada, el calvario viene del cielo, el calvario viene del cielo, oíd como es el estruendo en la tierra que compartimos, se derraman los tinteros, se rompen los cristales, las notas de cada partitura huyen con el miedo de los tambores satánicos, se esclavizan los relojes y una aurora busca su sol perdida de locura en el cielo que aúlla, los senderos se cruzan y se vuelcan en las vías de los trenes, los ataúdes salen nuevos de cada noche que grita, hacen brindis con la mala suerte apostada en los estancos, una rabia profesional inunda los campos de vacío, los llantos se hacen eternos como bandoneones a destiempo, la naturaleza huye despavorida y un niño busca su consuelo en el filo de una herida abierta.