c’est la vie

Miedo a la calle

Según comentan los expertos en el siglo XXI se incrementará el número de pacientes debido a algún trastorno de ansiedad, trastorno depresivo o trastorno de la personalidad. Ya me imagino las salas de espera de los centros de día, todo un sin fin de rechonchos y rollizos pacientes que estropeados por la química redentora y correctora harán de los cuerpos bocetos andantes de los cuadros de Rubens. La industria farmacéutica ganará más dinero por esta clase de medicamentos y no verá sentido a la productividad de fármacos con menor salida que los anteriores. En los países pobres no conocen enfermedades como la depresión o la ansiedad, las ven ridículas, paradoja de la vida, cuando esa gente nacida en países en vías de desarrollo emigran a países que sí conocen este tipo de enfermedades entonces es cuando no las ven tan ridículas y se plantean medicarse por que al fin comprendieron que son una realidad. Si en los países ricos estallara un conflicto armado y hubiera una carencia de medicación de este tipo entonces comprenderíamos las causas de esta epidemia metafísica, mental, epidemia basada en la enfermedad del yo, en la crisis del alma. Unido a esto, a que cada vez nos alienamos más debido a otros factores la humanidad será un caos, una manada de gorditos outsiders, de hipsters tan raros como un autodefinido, de obsesionados singles que prefieren el hecho de estar solos por que compartir es divertido, pero la convivencia es difícil. Utilizando esta introducción diré que poco a poco no existe ya consuelo para tanta gente que se oculta en los rincones de la noche, para esos seres a los que el apetito por la vida se ha convertido en un perfecto desconocido. Recuerdo cuando era joven y loco y la vida no me daba miedo, me da miedo la vida y es por que imagino demasiadas cosas debido a mi ignorancia. C’est la vie. C’est la chanson.

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