¿Para qué molestarme en escribir si el mundo seguirá rodando en su inercia imparable y por muchas palabras que yo anteponga a cualquier hecho, ante cualquier circunstancia va a ser un acto inútil que se perderá en la sordera tras el paso del tiempo? Muchos piensan que van a arreglar el mundo escribiendo algún libro, incluso con un poema, incluso con un aforismo. Escriben libros de auto-ayuda para remediar algún síntoma de perplejidad como si fuera esta una bala perdida que se estrellará contra el tapiz de la locura, o tal vez para salvar a algún pequeño ingenuo de su propia inocencia para hacerle escuchar cantos de sirenas o trucos de prestidigitador temporal con el que salvar al hombre de su propio sálvesequienpueda. A las personas nos gusta alabar a los libros que por su grado de sufrimiento dejan grabada en la memoria colectiva un hecho monstruoso y con él también damos ejemplo que con su testimonio aberrante redima a la humanidad de sus males. Yo a todos esos libros les prendería fuego y bailaría alrededor de su gigantesca hoguera como lo harían las brujas de cualquier aquelarre en la gloriosa Noche de Walpurgis. Si pudiera también quemaría a sus escritores. Yo creo que el que ama la lectura la ama por que le distrae, y no para tener un acervo infrahumano de coñazos cánones a los que dicen unos coñazos académicos que hay que leer. Yo cuando comencé a leer me tragaba mierdas como el Fausto de Goethe y cuando llegaba a la segunda parte me leí otro libro seguramente no escrito por Goethe, qué coñazo, pues cuando vi la película comprendí el libro que me había leído cinco años atrás, yo sólo sabía que Fausto era un personaje austero, temeroso de la vida y sus placeres que hizo un pacto con el diablo por que quería follarse a una jovencita, de lo demás, preferiría no acordarme. Otro coñazo que me leí por que decían los hippies que era un pedazo de libro fue Shidarta de Herman Hesse, menudo bodrío, también el Ulises de Joyce, bueno, un montón de ellos, hasta que comprendí una lección suprema, que la lectura es una diversión y que en el ambiente donde yo me muevo de muy poco me va a servir decir que he leído a Homero, o a Shakespeare, o a Calderón, a ellos se la suda, y a mí me deja un regusto de dármelas de el intelectual que no soy, que si yo le dijera a este tipo de gente esos libros leídos me tomarían por imbécil. A mí me gusta presumir que he leído a los americanos de varias generaciones, a los del boom sudamericano, a Federico, el Zarathustra de Nietzsche, a John Fante, a Capote, a Carver, y a muchos, muchos contemporáneos, si les soy sincero prefiero leer un libro futurista (prefiero no decir ciencia ficción) a leer las Soledades de Góngora, por mucho peso o prestigio que tengan, de el Siglo de Oro me gustan los poemas algunos de Quevedo, de Góngora algunos rimados y de Lope de Vega no he leído nada. Tampoco quiero torturarme, si en las primeras páginas me aburre lo dejo, así, con un par. Tener criterio es lo que creo más importante para un lector y no torturarte, al final si te torturas con un libro lo único útil que podrás lograr sacar en limpio es decir que has leído ese libro, pero ¿la diversión? ¿Dónde queda la diversión? Decía Roberto Bolaño que cada escritor tiene la biblioteca o la librería que se merece, pues yo debo merecer la mejor, por que puedo leer en papel y en digital, y tengo una biblioteca justo abajo de mi casa, me siento afortunado. El único libro con castellano antiguo que he leído y me lo he pasado en grande no es el Quijote, es con el Lazarillo de Tormes, me lo pasé muy bien con ese libro. Yo descubrí mi gusto por la lectura en el colegio, pero no le di mucha importancia a ese placer hasta algo más tarde. Con la lectura de mis contemporáneos disfruto mucho, aunque algunos son un coñazo, con la mayoría me lo paso pipa. También me gusta Josep Pla, Alfonso Sastre y otros, me da igual su pasado o su presente político. Creo que la política debe ser algo irrelevante dentro de la obra que haya escrito su autor y más si ésta no se basa en temas políticos, también leo blogs, son muy frescos y divertidos, me encantan los poetas del 98, del 27 y la generación de mitad del siglo XX, también algunos de la del 36, me gusta Fonollosa, me gusta Gabriel Zaid, me gusta Sallinger, me gustan los escritores ocultos, me río mucho con escritores de ahora, contemporáneos y actuales, estoy contento de haber nacido en estos tiempos, no quiero nombrar ningún autor, y pienso al igual que Antonio Gamoneda, en que la poesía más buena se escribe en latino América, en fin, leer tiene que divertir, la lectura es ocio, cuando la lectura se convierte en hacerte un glosario de lecturas pendientes empieza a ser lectura obligada y también pesada, se lee por disfrute. Espero que en este escrito os lo hayáis pasado bien, y si no, al menos que os haya interesado, ya que sí ni una cosa ni la otra pasará a ser un montón de palabras amontonadas para usar un espacio en Internet que bien pudiera usarse para haber colgado algún dibujito de un humorista gráfico.