poema para un 1º de noviembre

RIP poema de todos los santos

Los cipreses esperan la peregrinación del corazón roto, mientras los hace danzar el viento de noviembre con su siempre firme mansedumbre de resignación, los relojes hacen el stop perpetuo entre el crisantemo que es un iris fundido de prisa vegetal, se refugia fugitivo el dolor del duelo entre las comisuras de la hora que empalaga de lágrima y suspiro la melaza espesa del «no sé si podré llegar a verte entre la vertical despedida vacía de ti». Se sientan las esperanzas en el lomo de mosquito y la larva verídica de gusano, se sientan inseguras de tristeza nerviosa, pido piedad para el llanto de quién no espera, pido piedad para la madre ahogada en vinagre, pido piedad para el fantasma del recuerdo oxidado, y un rastro de musgo trepador sentencia la inercia ciega de los calendarios en el crepúsculo, no soy yo quien le teme a la rosa negra, tan solo temo al resplandor que la espina sostiene en mi piel que trashumante se convierte en miseria de vida deshojada, como las alegrías que pasan sin cabeza por la mirada los viernes de cada semana. Ahora mido el radio de mi ombligo y lo comparo con mi última bocanada y pienso que los dos miden la misma verdad, por que entre el parto y el cementerio sólo un pestañeo separa al esqueleto de su vacua mortaja sin equipaje.

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