Mamá, mañana parto a la mar, he oído cantos de sirenas y Neptuno me espera para cenar, Mamá, mañana parto, partiré desde el pormenorizado punto en el que regresar, Mamá, cruzaré el océano eternizado y la noche exprimirá mi sal de soledad y mi botón desabrochado, Mamá, solo y con rumbo a tres pies retrasado, partiré hacia la mar y el azul será mi verdad, y el sol mi menoscabo, Mamá, mañana parto, atracaré en las Indias con mi oro castellano, arribaré a Yucatán y de ahí partiré a Santiago, no sé si de Chile o de Cuba, pero la mar será mi destino caribeño o austral donde renunciaré a la luz del faro, la mar y mi soledad, mi verdad y mi nudo gordiano, mi barco, yo capitán y mi barco no tripulado, mi destino en Panamá, mi mirada de timón y sal, mi ciclón y mi tedio varado, Mamá, tu hijito mañana partirá, me espera Hong Kong, Singapur y un cuadrante de vestigios de sueños fracasados, Mamá, la historia es el viaje, el destino es lo callado, da lo mismo que llegue si he de arribar, o si lucho con vientos huracanados, un tiburón se comió mi pesca antes de llegar al puerto tan esperado, un marino fleta su barco para la mar, pero Mamá, atrás deja un pasado, parto para mi verdad, poco me importa la soledad, si no me dejan atracar, poco importa el naufragio, si lamento lamentaré no cruzar por este mar que supura a mi paso, bajo constelación y cuadrante inexacto, cruzaré el mar, lo demás quedó en tierra amarrado.