Llevo algunos días pensando en esta personita de pies cruzados y traje de marinerito que fue mi abuelo, mi abuelo nació en una familia con tierras, esas familias que antiguamente les decían familias bien, no tuvo en su casa ni blasones ni ningún retrato de un abuelo que ganara una batalla, mi abuelo al tiempo de casarse enfermó de la vista, se quedó casi ciego y no podía apenas trabajar la tierra, su tierra, la herencia de su familia. Como este no pudo trabajar la tierra heredada tuvo que emigrar al norte de España, a Cataluña. Tal vez esa sea la historia de miles de emigrantes que dejaron Andalucía para encontrar una vida mejor en la Cataluña de la época. No lo he dicho, pero mi abuelo vivió y nació en un pueblo de Almería, concretamente en Lubrín. Recuerdo su aureola de humo denso flotando alrededor de él, también recuerdo la música que escuchaba en su radio-cassette, mi abuelo era un hombre fuerte, con manos frías, con el corazón tierno, cariñoso y sonriente, aunque cuando discutía, sentenciaba con frases lapidarias. En esa foto hecha cuando era un niño, como es evidente, estaba junto a sus padres y su hermana algo menor, su hermano pequeño todavía no había nacido. Recuerdo cuando le decía: -Yayo, me das para una piruleta? Y mi abuelo me decía Te doy pero si me compras un helado almendrado, helado que se comía a escondidas, ya que mi abuela si lo pillaba le regañaba, por que era diabético. Hoy quería compartir este recuerdo, no sé, me apetecía.