LiooLi 2038

Tiempo Digital

Ahora andamos todos buscando nuestra propia parcela de felicidad, como si ésta fuese un derecho obligado, y sí, eso debiera ser, por eso cuando muchos no obtienen su porción de felicidad le joden la tarta a los que sí tienen ese pedazo de suerte, ahora ser feliz es un privilegio, más de la mitad de la humanidad no es feliz, y eso no tiene nada que ver con la pobreza, pues a veces se es más feliz siendo pobre que en la soledad de la opulencia, pero una cosa es cierta, para ser feliz hoy día se debe vivir a corriente de lo que piensen los demás, si no es así te condenarán al ostracismo y en ti albergarás sentimientos como el resentimiento o la envidia de ver a los demás de verdad felices, y es que el relacionarnos nos hace felices, separarse de la manada nos remonta a tiempos ancestrales en los cuales cuando alguien era expulsado de ella era una muerte segura. Llevamos el relacionarnos insertado en el ADN, como una huella que tememos pero adherida a nuestra más arraigada incertidumbre se manifiesta en la ansiedad y en la depresión, seamos una manada, despreciemos al desprecio, si cometemos el error de no querernos como una comunidad nos remontaremos a tiempos en que la soledad alienaba a las personas con métodos como el consumo obsesivo, o el Internet, ya no vivimos, la conexión nos aísla, nos creemos con la seguridad de que estamos acompañados entre Me Gustas y Comentarios, vemos circular a las personas publicando y publicando, renunciando a su intimidad unos, otros como pudorosos observadores también sienten el espejismo de la compañía edulcorada, pero la verdad es que la parcela de felicidad o la posibilidad de un espacio propio nos conduce a las máquinas, ¿De verdad somos felices o nuestra soledad y por ende nuestra porción de dicha empieza donde acaba el wi-fi?

Escrito redactado en el año 2038.