Cada día que pasa me asombro sobre cosas, cosas sencillas, me asombro del bien que hace una sonrisa a quien menos sonríe, me asombro del bien que hace un Lo siento en el momento idóneo, me asombro de lo fácil que es ser agradable y educado y lo que nos cuesta a veces, me asombro del bien que hace escuchar a quien se lamenta, me asombro de lo buena que es la gente cuando la vemos desprevenida, cuando todo su esplendor es puro mientras ignora que la están mirando, cada día que pasa me asombro más, las personas sencillas, que no envidian, ni fingen, ni tienen maldad me hacen pensar en los que sí tienen todo eso, y deduzco que no son felices, solamente basta que esas personas que creemos a 100 kilómetros de lo que sentimos les hagamos gente noble con remedios como las sonrisas, escuchándoles, la empatía es la mejor arma para evitar lamentaciones.