Mañana es mi cumpleaños, y juro no escribir jamás más tonterías. Diré una frase hecha, para contradecir a alguien, que no diré quien es, no sé si por pudor o por que quiero huir del pudor, pero la frase hecha Mal de muchos, consuelo de tontos, la voy a rehacer a mi manera y esta vez diré Mal de unos pocos, consuelo de Nadies, sí, empezaré mi metamorfosis literaria por esa frase rehecha. Ya no quiero redundar y redundar siempre en lo mismo, todos somos unos solitarios, todos tenemos problemas, todos tenemos nuestro carácter, todos somos nada. Voy a empezar por leer, leer y leer, ahora que ya salgo del agujero, quiero empezar lo que nunca debí haber abandonado, se nota la crisis en todos los sitios, se siente en la vecindad, se siente en la música, se palpa en el ambiente, llega a hacerse sólida de lo personificada que está, mi objetivo es escribir un clásico, eso que llaman un Long Seller, pues eso, pero no me quiero dejar la vida en el intento, sin obsesionarme demasiado, ¿Acaso no es eso lo que todos los escritores pretenden? Pienso que el que no ambicione eso o está mintiendo o es un idiota, pero en realidad está muy mal visto decir lo que yo he dicho anteriormente, pero yo lo digo, poco me importan lo que piensen de mí ahora o en la posteridad, pero siempre es preferible que hablen bien. Si escribes y no lees no llegarás a nada, si escribes con preservativo no habrás escrito nada, si pecas de obsceno saldrán huyendo de tus conferencias como cucarachas. Podría contar muchas cosas interesantes, pero los personajes que me interesan son aquellos que son inmortales para el imaginario colectivo, como también aquellos que todo el mundo reconoce en los bares de copas, en la calle, cuando les oyes respirar cerca de ti. No, no son famosos, tampoco víctimas, son personajes que están enraizados en las entrañas de esta Tierra. En fin, mañana es mi cumpleaños, no tengo mayoría de edad literaria, no quiero que me den la razón un elenco de admiradores, ni que me adulen, podré vivir sin estas cuestiones, tampoco pretendo buscar el clásico a costa de algo valioso, tan valioso como mi familia, tengo una familia maravillosa, esto suena a tópico, pero mi familia es algo especial, en fin, como la de cualquiera, aunque han hecho cosas por mí que no haría cualquier familia, hay gente que te recomienda ser humilde y cuando al fin eres humilde, se ríen de tu persona.