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A estas alturas del baile diré, aunque no sea necesario decirlo, que sí, soy parte de ese 0,1% que en vigilia arde de viveza con la luz encendida de su casa mientras los demás, el resto de la gente común, duerme plácidamente. Soy parte del 0,1% y escribo para ese 0,1%, por eso no tengo aspiraciones de gran literato, ni de poeta, aunque sí las tengo en mis collages. Escribo para ese 0,1% por que soy parte de él, respiro y vivo como él, un 0,1% de esquizofrénicos que no asesinan a nadie, más bien se asesinan a sí mismos, es como aquello que decía Un gran filósofo alemán, no escribo su nombre para no parecer esnob y por que no sé escribirlo, él decía que en el mundo había dos clases de personas: los atormentados y los atormentadores, yo lo suscribo, pero mi minoría es aún más minoría. No soy ni un poeta ni un escritor de éxito por que es inaguantable para los demás hablar de lo que yo hablo. Se duermen como aburridos y no aguantan ni las diez primeras páginas, por que les duele, por que no son masocas. Para esos escritores que se adhieren o se amoldan a la ley de los más, para vender más, para llegar a poder ser recordados, para perdurar, para la excelsa gloria, yo les diría que se hagan una purga, les preguntaría si no están podridos por dentro, yo, al contrario, duermo como un tronco, por que para qué voy a intentar hablar de éste o el otro, para qué amoldarme a una corriente literaria si mis principios son otros. Este tipo de gente tiene unos principios, pero también tiene estos otros, esta frase la dijo el gran Groucho Marx en una de sus películas. Pues yo tengo estos principios que unidos estos a mi poesía son de acero inoxidable, no me importa lo que el vulgo piense o diga, lo que me importa bien me quiere, todo lo demás es fachada y ganas de aparentar. Ya a mi edad ya he visto demasiadas veces las marionetas y sé que el lobo siempre pierde, aunque en la vida real siempre gane. Por eso, yo y mi 0,1% de lectores somos felices curándonos solos las heridas, dicen que en un futuro esta cifra se incrementará, me parece genial, para qué ser hipócritas, más gente el club de los misántropos conllevará a que seamos una secta secreta como las logias masónicas, o una especie de templarios venidos a menos. Cuando empecé a escribir me imaginaba llegar a ser un Neruda, un Kafka, un Lorca, pero nada de eso es cierto. La verdad es que soy un poeta valiente, de aquellos que ya no quedan, muchos exigen el verso corto y conciso, a mí me gusta ser más barroco, por eso reparo tanto en el detalle, en la extensión, y casi siempre hablo de mí, cosa imperdonable para algunos poetas, que prefieren dejar estos a más de uno sin resuello. Si yo he hecho algún daño pido me disculpen, cuando he querido ejemplarizar, o poner una metáfora visual o sonora siempre he tratado de que nadie salga perjudicado, y si ha salido herido lo he sentido, por que ningún poema, ninguna tinta escrita vale el dolo de cualquier semejante, sea este de la condición que sea, muchos se aplican el cuento de mal de muchos consuelo de tontos, yo al ser un poeta outsider me considero parte de aquellos que profesan el mal de pocos consuelo de nadies, sí, consuelo de nadies, eso es mejor a llevarte a unos por delante mientras la mayoría goza y se regocija, eso está muy feo, pero hay que vender libros como churros, los escritores que de verdad son libre pensadores, tienen que tener además de soledad, cojones para soportarla. No pretendo ir de poeta maldito, esas fórmulas ya tienen el barniz viejo, yo prefiero denominarme como poeta del 0,1%, ahora que estamos en momentos donde suena más la cifra que la palabra, y el lamento más que la risa abierta.

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