Cibernética Vegetal

Las personas somos como los árboles. Las ramas de los árboles son para nosotros los caminos que tomamos y de los cuales ya no podemos volvernos atrás. Hay personas buenas que se hicieron malas y también hay personas malas que mejoraron y se hicieron buenas personas. La maldad en las personas tiene un porqué, por eso es mejor que si nos topamos con una persona mala antes de vengarte de ella lo mejor es tener compasión de ella. La compasión es como el fluir de una música, las redime y las calma, las ennoblece y las conmisera. Existen tantos buenos que la vida los hizo malos… Existen tantos buenos que se redimieron de su maldad… Los árboles sustraen de la tierra sus raíces y esas raíces son como el ángel-niño que todos llevamos dentro. Nos adhieren a la tierra, nos evoca unos principios, tratemos de volver siempre hacia nuestras raíces, y aunque lo veamos imposible por que nuestro tronco y nuestras ramas estén ya podridas, solamente al volver hacia nuestras raíces volveremos a la verdadera humanidad que tenemos desde el principio de nuestros tiempos. Aunque ahora estamos metamorfoseando desde la vegetalización de los árboles hacia la insensibilidad de las máquinas, cuando pase el tiempo y entre máquinas alberguemos nuestro corazón de músculo y fibra carnal volvamos a las fuentes de la naturaleza, si es que podemos reencontrarnos hacia la naturaleza de nuestro comienzo y la que con su azar salvaje nos hizo lo que somos, y que desde las máquinas ya tan diferentes seamos, ya sea malos o no tan buenos, insensibles o hipersensibles, volvamos a las humanidades para y con la comunicación, ya que solamente al reunirnos podemos ser felices, y por ende buenas personas.

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