Las guerritas de la paz

Mientras que los demás hacen la guerrita inofensiva de la paz, paz asquerosa entre el Barça-Real Madrid como eternos rivales. Unos son los patriotas, los orgullosos de la patria grande, una y libre, los otros, los defensores de su patria pequeña, de su patria burguesa, en las dos media el dinero. Admiración del mundo que reúne y reparte para cada cual un trozo de sus victorias repetidas. El fútbol es una guerra inofensiva, es lucha fratricida pero menor, en España se vive el fútbol como una manifestación, afirmación, exaltación de la hombría. Esos machos que apartan o atraen a su juego a las hembras sometidas al hogar, las mujeres lo viven casi o igual que los hombres. La patria, que cojea como una leprosa, se enorgullece de sus hijos, se enorgullece de la ostentación y de la importancia que se da al contencioso de guerreros del balón. Ganan el mundial de fútbol y ya se creen los amos del mundo, se creen los vencedores de todas las guerras. Parecido esto al sentimiento de haber nacido en los Estados Unidos. La hombría es la sombra donde se esconden los maricas cobardes, ellos se dicen, a mí me gusta el fútbol, soy como los demás, y la verdad los aparta como desechos adictos al tranquimazín, al diazepán, y la muralla es más y más alta.

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