Una Lengua que no nos margine

Noam Chomsky dice que todas las lenguas del mundo son dialectos de una misma lengua universal. Aquí en España se cataloga y se etiqueta de manera clasista a todo aquel que no hable la lengua oficial del estado. La lengua oficial del estado en España es esa que se habla «correctamente» casi siempre en las regiones del norte. En Andalucía, Murcia y quizá Extremadura, incluyendo algunas zonas de Castilla La Mancha, hablan la lengua marginal. La no-oficial. Se parodia con el acento del sur de España, y se sabe si un catalán es de extrarradio, por el acento que use al hablar el castellano. Aquí en Cataluña ya te marginan como no catalano-parlante, no es de extrañar que lo hagan aún más cuando careces de eses al final, y que no pronuncies según qué letras. Hace poco un político catalán dijo (en una rueda de prensa para los medios referente al uso del catalán en las escuelas)  que los andaluces no sabían hablar. Es cierto que el andaluz se cargue en parte el idioma, y también es cierto que tienen los índices más altos de analfabetos de España. En Andalucía, mientras en el norte se repartían el pastel de la prosperidad fascista, todavía predominaba el latifundismo y el orden jerárquico feudal, muchas veces alimentado por la ignorancia del pueblo al que se le daba trabajo precario. Pero no todo iba a ser malo. En Andalucía han prosperado artistas universales y han germinado muchas músicas, las cuales, se escuchan en el mundo entero, y no solo han abanderado como parte del folklore patrio, sino como parte de nuestra riqueza cultural. Es importante que España encuentre la parte positiva a tanta diversidad de culturas, es importante que España no se limite a ser Una Grande y Libre, es importante que España encuentre el respeto para que no sea la lengua la que nos margina, sino que la lengua y la diversidad de ramajes linguísticos sean la base de un respeto y de un interés por que cada vez seamos todos diversos pero con los mismos derechos. No es de extrañar que proliferen las bandas y grupos neofascistas, no es de extrañar que las fuentes de las que nuestro idioma beba se dispersen en diferentes tonalidades de afrontar y utilizar la palabra hablada. Cuando la lengua de un país se convierte en un modo de exclusión social es por que ese país no ha hecho cosas importantes en materia de educación. Una cosa es querer que te entiendan y trasformar un tanto la manera de hablar que tienes en tu rutina familiar, y otra cosa es darse o ponerse ínfulas de una cosa que no se es y que la población sea cómplice de ese vacío excluyente. Eso es caer en una marginación de clases un tanto provinciana que para nada favorece al engrandecimiento como país moderno y avanzado. En Estados Unidos (hagamos uso del tópico internacional) no se habla el mismo inglés en la costa oeste que en la zona este del país. Pero aquí la disputa clasista entre el sur y el norte viene de más lejos, desde hace siglos podemos decir. Quizá sea que España se avergüence en parte de su pasado sureño, muy descendiente de África, y se avergüence de lo que ser parte del sur está suponiendo hoy en el mundo. Estamos estigmatizando el hecho de ser del sur, y nos olvidamos que no todo el mérito de ser una sociedad moderna viene del norte. También en el sur de nuestro mundo respiran y rezuman el lado positivo que une a los pueblos, y hace de este mundo un mundo de compasión, de legítima humanidad ancestral, de tradición y de viejas maneras que hacen al hombre más hombre, y no se contagia de los males que sufre nuestra sociedad moderna, como la soledad, el respeto a los ancianos, o el trato con la vecindad. Cosas que se han perdido ya para nosotros, y sería algo hermoso recuperar.

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