Soledad necesaria

La soledad a veces es necesaria. Después de haber vivido momentos difíciles, es necesaria la soledad. Recuerdo la soledad en una celda, quizá sea esa la más dura. Cuando te cierran la puerta en una celda sientes frustración, pero solamente cuando llevas un rato notas duramente la verdadera soledad. También es dura la soledad del sanatorio mental, aunque te acompañan los sollozos de los locos agonizantes. Imagínense que terror. La música de ambiente de los manicomios. Nos creemos que estamos libre de la soledad, pero ella es la sombra que espera detrás de la juerga de ayer. Cuando acaba la fiesta y todos se van, y te quedas tú solo. Te queda la compañía de los fantasmas y el vacío de las otredades. La soledad es un espejo donde recaen las cosas ya dichas, donde te escupen los recuerdos de lo que en dicha se dijo. Maldices y cotejas la soledad con lo que estando en compañía te pasó por alto. Cuando en soledad se meditan las cosas que no se meditaron en el momento en que ocurrieron. Y te odias, te odias por lo que no dijiste, por lo que no hiciste. Por el acto que te haga justicia. Muchas cosas se perdonan al instante, pero en la soledad te pasan la factura preguntándote por qué te pasó por alto aquello que estando solo jamás perdonarías.