TÚ EN PLUTÓN, YO EN MARTE

Después de un largo periplo por las consultas médicas, después de pacientes devaneos en el Hospital Sant Pau, hoy, día 25/10/2010, te han dado una pastilla un tanto peculiar. Es una pastilla de yodo radioactivo, por lo que tenemos que vivir bajo el mismo techo pero en habitaciones separadas. Cubiertos a parte, vajilla a parte, habitaciones separadas, tirar tres veces de la cadena después de orinar, y todo por prescripción médica. Es como vivir en una mansión, tú en tu habitación (Plutón), yo en la sala de estar (Marte). Si comentamos algo que hemos visto en la televisión lo hacemos a voces, si nos decimos que nos queremos también a voces, si nos odiamos ya no gritamos y asunto zanjado. Para mí resulta algo extraño, por que normalmente siempre estamos en el mismo sofá mirando juntos la televisión. Nuestro perro va de un lado al otro de la casa y pasa un rato con cada uno, turnándose. Hace un momento te hice una pregunta (gritando) y tú me has contestado algo (también gritando) pero no te he oído, y para no seguir gritando he optado por darte la razón como si te hubiera entendido. Supongo, que hoy en día la comunicación entre seres humanos es muchas veces así. Estamos en el mismo mundo, sin embargo, hablamos a gritos o hacemos como si hubiéramos entendido, cuando no hemos entendido ni una palabra. A veces nos pasa todo lo contrario. Hemos vivido momentos, mi mujer y yo, en los que hemos estado en el mismo sofá, en la misma habitación, mirando los dos el mismo televisor, aunque los dos con un ordenador portatil cada uno, comunicándonos con el mundo, pero nosotros hemos estado más descomunicados que nunca. También existen esos casos en las relaciones de pareja, incluso en las familiares, incluso en las sociales. Podemos compartir las mismas cosas que nos unen, pero sin embargo, es cuando estamos más separados, y paradójicamente, es cuando debiera haber más unión. 

Ahora ya no me dices que te molesta el humo de mi cigarrillo, ahora tengo la televisión en el canal que a mí me apetece, ahora estoy a mis anchas. A veces hemos estado juntos y nunca hemos estado tan separados. Quizá haya que reflexionar sobre lo que una relación de pareja debe ser en sí, o quizá sea mejor no reflexionarlo. ¿Por qué? El ser humano es maravilloso, pero está plagado de contradicciones.