HERMANO MAYOR

Yo también necesito un hermano mayor. Como esos chicos de la tele, también lo necesito. Normalmente esos conflictos personales hacia los padres los traen las drogas. Yo ya no tomo drogas, pero los conflictos, todavía los arrastro. Yo quiero un hermano mayor que me ayude a comprender lo que ahora no entiendo. ¿Por qué en España somos así con nuestros padres? Quizá la respuesta esté en nosotros mismos. Nos hemos criado con todo en nuestras manos, con la sensación de que la vida resulta fácil. Y cuando nos damos cuenta de que no es así, culpamos a nuestros padres de ello. Y precisamente son los que menos culpa tienen. Ellos han vivido muchas carencias y nos lo han dado todo, facilmente lo hemos recibido, pero la verdad es que ha sido un trabajo muy duro el sustentarnos. Nosotros somos los verdugos de nuestros padres y nuestros padres son víctimas inocentes de nuestros arrebatos injustos y crueles. Somos unos vagos caprichosos, amantes del placer inmediato, que tratamos de justificar nuestras culpas siendo verdugos para con nuestros padres. Nuestros padres son los sufridores de nuestros errores con las drogas. Las drogas probocan ceguera transitoria, ataques de ira injustificables y los hijos somos culpables de las excusas embusteras de las que nuestros padres son las únicas víctimas inocentes. Es fácil culpar a las drogas, pero la droga no está ideada para las familias humildes (tampoco para las acomodadas), aunque esas drogas son las que pueden llevar a una familia a la ruptura de vínculos y arraigadas vísceras fraternas. Necesito un hermano mayor (quizá ya lo tenga), necesito un hermano que me lleve por el buen camino, que me haga ver mis errores y me haga comprender lo que estoy haciendo. Algún día no tendré a mis padres junto a mí, y entonces será cuando más los eche de menos, entonces no habrá marcha atrás, ni lugar al perdón. Tantas veces pisoteé vuestro amor hacia mi persona, que ahora necesito un hermano mayor, un hogar caliente, tres comidas diarias y unos padres a los que agredecer todo el esfuerzo del que han sido capaces de afrontar. Ese día llegará, entonces, ya solamente podremos culpar a nuestra ceguera de antaño, a la soledad que hoy nos embarga, y al futuro que sin ellos tendremos para siempre. Papá y Mamá, aunque nunca os lo dije, y seguro no leeréis estas líneas, os lo digo ya, Os quiero, perdonadme, perdonad mi ceguera transitoria, mi soberbia, mi rabia injusta, perdonad lo que fuí, yo estoy contento de teneros como padres. Os quiero.