Capplannetta y las negativas editoriales

Comparo a las editoriales españolas como San Pedros a las puertas del cielo diciendo quienes entran y quienes no al parnaso de oro y marfil de los escritores. En mi colección tengo, al menos, cincuenta y tantas negaciones de editoriales. Las comparo con San Pedro también porque antes de que cante el gallo te niegan las veces que haga falta. No. No soy Jesús Cristo, ni me creo endiosado. Los mesías son ahora gurús, trasformados en editores y editados, ocupan las dos plazas del mundo editor. La de editor y la de publicado.  Luego está el hecho de que entres por el ojo de aguja de los agentes literarios. Los agentes literarios buenos (te dicen) que ya tienen su cartera de clientes de por vida, a los que llaman amigos, en plan colegueo, y no dudan en hacer contigo una Estrella del mundo literario, hasta que la mala prensa lo quiera. No diré nombres. Aunque escritores/as que estaban en el zenit de lo que se considera un escritor de mercado, estén ahora haciendo el majadero por las redes sociales. La literatura da muchas negativas, primero te dicen que no a la vez que vas depurando el estilo, y a la vez siendo más pulcro. Pero conozco gente que es paciente y le gusta, primero, dejar su obra casi perfecta, se hacen puntillosos, y muchos empezamos con editoriales pequeñas, algunas veces dando el gran salto. Otras veces te estrellas. A mí lo que me resulta más tedioso es encontrar editor. Unos te piden dinero, los escritores profesionales son los que piden el anticipo. Escritores hay que vale la pena leer aunque otros se desinfle su obra como un globo, demasiado marketing y poco fuelle. Lo mejor que se puede hacer es lo que he dejado entrever antes. Aprender, sobre todo, a escribir bien. Luego, después de haber sembrado, recoges la cosecha. Se es muy ingenuo cuando uno empieza a escribir, tal vez todavía lo sea, lo importante es que no te se suba el ego a la cabeza. Se debe ser humilde, pero no caer en la falsa humildad. Escribir bien es un adelanto, pero escribir mejor es una especie de flagelación, esto dijo Truman Capote. Yo lo suscribo. Ahora estoy en posición de disfrutar leyendo, luego mejoraré escribiendo, y no sé, no se debe ser soberbio. Es como tener los pies en el barro. Ser parte de la tierra pero sin ser presuntuoso. Tampoco simple. 

Capplannetta y la plaga de escritores

No sé porqué razón hay tantos escritores en el mundo, buenos y malos, todos raritos, unos con gato, otros con perro. Escritoras las hay muy buenas, algunas están muy buenas. Hay más libros que escritores, pero si equiparamos los libros malos junto a escritores malos, y le añadimos libros buenos de escritores buenos, sería y es algo infinito. Es imposible leerse todos los libros buenos, imagínense los malos. Un albañil tiene un problema económico y la mujer lo deja llevándose a los niños, y existe el dato de que cada 40% de los que se separan de su mujer se tiran a la poesía. Otros se tiran a la bebida, pero los hay quienes beben y escriben. Poetas hay a millones. Te los encuentras por Madrid, otros por Barcelona, por todas partes, incluso en Zamora. Ser un poeta que rima te lleva a controlar la rima casi quince años, cuando ya la dominas, o la tienes controlada, viene un erudito poeta y te dice que la rima es cacofónica. Entonces decides dejar la escritura. Y mientras tanto, conoces a una chica que te dice que le gustan tus poemas, y le preguntas: -¿no te parecen cacofónicos? Y ella te responde: -Para nada, me gusta que rimen. Entonces se unen las ganas de follar con el hecho de rimar, y rima tras rima, te haces empalagoso, con metáforas dulzonas y sin ningún interés. Otros se tiran a la poética de poesía con palabras desconocidas, allí donde encuentran una palabra en desuso hay un poema fijo. Este tipo de poetas no es que sean herméticos, son también unos pincha uvas. Mejor ser sensatos y escribir por afición, y no llegar a ser un escritor aficionado y dártelas de escritor distinguido. Para distinciones ya están los poetastros.